Estepario Siberiano, ‘youtuber’: “Si no trabajara en redes sociales, ni me acercaría a ellas”

Jorge Garrido (28 años) es, posiblemente, el baterista más famoso del mundo en internet, donde se le conoce por su nombre de youtuber: el Estepario Siberiano. Más allá de las mil millones de reproducciones en su canal de YouTube o los doce millones de seguidores en sus redes sociales, su fama podría evaluarse mejor cada vez que algún titán de la percusión alaba sus videos. Stewart Copeland, de The Police, o Jonathan Moffet, que acompañó a Michael Jackson durante más de 30 años, son solo dos de los grandes nombres que han elogiado públicamente al que ahora es el batería de directo de Residente, el músico con el que este mes Garrido está girando por México, Honduras, El Salvador, Ecuador o su país natal, Puerto Rico.

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 El músico valenciano, que acaba de ser fichado por Residente para su gira internacional, se ha convertido en un hombre orquesta de los negocios digitales desde un estudio en su propia casa  

Jorge Garrido (28 años) es, posiblemente, el baterista más famoso del mundo en internet, donde se le conoce por su nombre de youtuber: el Estepario Siberiano. Más allá de las mil millones de reproducciones en su canal de YouTube o los doce millones de seguidores en sus redes sociales, su fama podría evaluarse mejor cada vez que algún titán de la percusión alaba sus videos. Stewart Copeland, de The Police, o Jonathan Moffet, que acompañó a Michael Jackson durante más de 30 años, son solo dos de los grandes nombres que han elogiado públicamente al que ahora es el batería de directo de Residente, el músico con el que este mes Garrido está girando por México, Honduras, El Salvador, Ecuador o su país natal, Puerto Rico.

La vida de músico de gira internacional marca un giro en la carrera de Estepario Siberiano como creador de contenido. En una conversación con EL PAÍS en su casa, pocos días antes de que anunciase su fichaje por Residente, Garrido habla de su vida durante los últimos ocho años en los que ha estado sumido en una rutina de producción extenuante. Sin vacaciones, sin fines de semana, ha convertido ese chalé de una urbanización próxima a Valencia en Novoestudios, que comparte junto al productor Facundo Novo. Desde allí, la comida, el deporte y el sueño han sido la única interrupción hasta crear una suma de negocios digitales detrás de un único tipo de actividad: tocar la batería.

Pregunta. ¿A día de hoy se considera más músico o más creador de contenido?

Respuesta. A día de hoy, más creador de contenido que baterista. Muchísimo más. Al final, oriento mi trayectoria profesional y de práctica a lo que acabaré publicando. Me paso mucho más tiempo tocando que grabando, el porcentaje artístico es muy elevado, pero el fin es ese, no nos vamos a engañar.

P. Estamos en su casa estudio donde vive, practica, graba, publica y gestiona canales y negocios online en torno a su marca personal. ¿Cuánto tiempo ha pasado aquí durante los últimos años?

R. ¡Todo el tiempo! El récord debió ser durante la covid porque estuve meses sin salir de casa. Profesionalmente, para mí fue un momento mágico, un sueño. Podía dedicarme días seguidos, semanas seguidas, a tocar, tocar y tocar. Y a publicar. Mi audiencia se multiplicó por 10.

P. ¿Cuánto hace que no se toma unas vacaciones?

R. No lo sé. No lo recuerdo, no es algo que tenga presente. La respuesta es que hace muchos años.

P. ¿Cómo era su vida antes de este encierro voluntario?

R. Estudiaba Ciencias Políticas y Sociología en la Universitat de Valencia, pero el sistema me expulsó. Me expulsó porque quise ser músico y estaba en alguna de las orquestas más grandes que hay por la zona, donde, por supuesto, la desregularización impide que puedas justificar al rector que estás trabajando. Sin contratos, fui acumulando ausencias y como la asistencia era obligatoria, me vi fuera. Es curioso porque saqué varias matrículas de honor. Siempre he sido buen estudiante, pero entre ganarme la vida y estudiar… Tampoco es que tocar en orquestas fuera mi sueño, pero sucedió así.

P. ¿Cómo se relacionan la política y la sociología con su trabajo actual?

R. ¡Una barbaridad! Además, le dedico tiempo a comprender cómo funcionan los algoritmos, cómo reaccionan las redes a la creación, cómo se comportan públicos muy distintos. Se relaciona una barbaridad e, independientemente de esta situación, sigo leyendo lo que puedo e interesado por estos asuntos.

P. Ya que habla de datos demográficos. ¿Cuáles son a día de hoy los países en los que tiene más audiencia?

R. Pues hay una novedad muy sorprendente, de este año. El primero era y es Estados Unidos, pero ahora le sigue Indonesia. Luego van Alemania, Reino Unido, Brasil y España está en sexto lugar.

P. Este año ha cambiado definitivamente de lengua al inglés. ¿Los datos y el rendimiento económico son la clave de esta decisión?

R. Claro, es que piensa que por la creación de un mismo video, el mismo número de horas dedicadas al ensayo, la producción, edición y publicación, el impacto es mucho mayor. El precio es mayor y la audiencia es exponencialmente mayor, así que puedo luchar contra otras cosas, pero contra esta no. Más allá de esto, de veras que siempre había tenido el reto de poder crear en inglés y hablar en público de manera fluida, así que estoy muy contento con el camino y los resultados.

P. Usted toca, graba, edita, publica y gestiona todas las fuentes de ingreso que le permiten vivir de la creación de contenido. ¿El rendimiento no le permite delegar o es que necesita controlar todo el proceso de producción?

R. En esto, como en cualquier otra cosa en la vida, necesito saber hacerlo. Quiero saber hacerlo. Incluso para delegar lo que haga falta o para saber qué pedirle a un colaborador. Y lo cierto es que disfruto, especialmente, de la edición. Me dedicaría a ello si alguien quisiera pagarme, y tengo conocidos del mundo del cine que me han visto editar y han flipado con mi velocidad. La verdad es que tengo miles de videos de práctica. No siempre ha sido fácil. Recuerdo lo que me costó montar la primera web, y mira que era sencilla; pero ahora, pese a que ya podría delegar más partes del proceso, lo cierto es que me encanta hacerlo. Todo menos una cosa: el subtitulado. Le habré cogido manía, pero es con lo único con lo que siento que pierdo el tiempo y prefiero delegarlo.

P. Ya que menciona su web, ¿cómo de importante es el merchandising entre sus fuentes de ingresos?

R. Es la parte más importante. Es la principal, junto a los cursos online. A eso le sigue el canal de YouTube, que pese a los más de mil millones de reproducciones está prácticamente desmonetizado por cuestiones de copyright.

P. Esa fue una decisión fundacional: no podía monetizar la mayor parte de sus videos porque son versiones de otros compositores. ¿Qué porcentaje de lo que publica sí puede monetizarse?

R. Nada, un dos o un tres por ciento. Y, aun así, fíjate que da sus ingresos, pero nada. A ver, este tema era algo que tenía claro. Al fin y al cabo, este era el cuarto canal que abría. Ha habido una larga curva de aprendizaje en todos los sentidos, pero con esto ni iba a jugármela ni lo pretendía. Para eso está el merchandising, los cursos y otras fuentes de ingreso.

P. ¿Qué otras?

R. Enlaces de afiliados, por ejemplo. Pero esto sí es una parte menor.

P. ¿Y colaboraciones con marcas o productos?

R. No me relaciono muy bien con esto. De hecho, me envían muchos productos relacionados con el mundo de la música o la batería; algunos de ellos directamente son una estafa, inservibles o de baja calidad. No voy a mentirle a la gente, la verdad. Prefiero colaborar antes con una empresa que ofrece servicios de psicología online que no con algo así. A veces, veo productos en canales de otros profesionales, músicos, bateristas, y se me cae el alma a los pies. No puedo pasar por eso, la verdad.

Estepario Siberiano es famoso gracias a las redes sociales, donde sube videos haciendo su particular versión de clásicos musicales de cualquier género.
Estepario Siberiano es famoso gracias a las redes sociales, donde sube videos haciendo su particular versión de clásicos musicales de cualquier género.Mònica Torres

P. Ha recibido mensajes de bateristas míticos. También ha entrevistado a algunos músicos importantes en su canal. ¿Cuál ha sido el que más le ha impactado?

R. Obviamente, que me escribiera Stewart Copeland de The Police me impactó, aunque luego el tío no me sigue en redes. O Jonathan Moffet, por ejemplo. Con Álex González de Maná he entablado una relación que va un poco más allá, pero son tantos… Creo que recuerdo como un momento de shock cuando conocí a Dave Mustaine, fundador de Metallica y de Megadeth, que es como el padre de muchas cosas. Cuando puedes hablar con gente así, te deja tocado hasta dónde puedes llegar con la música.

P. Usted no se ha formado en conservatorios, pero le rodean músicos valencianos de carrera. ¿Qué perspectiva tiene del academicismo musical?

R. Es una conversación habitual en esta casa. La formación reglada musical no es para mí. La música es algo complejo, un mundo en el que estoy convencido de que un mayor conocimiento teórico puede abrir más puertas, pero hay que ver cómo le sirve eso a cada persona. Algunos de los músicos que me rodean me dicen que hubieran preferido pasarse 10 años tocando para, cuando llegaban al momento de una audición, estar seguros de sí mismos y de su relación con el instrumento y el grupo. No me he tenido que preocupar nunca con eso, porque desde los 10 años todo lo que he hecho ha sido tocar, tocar y tocar. Respeto el mundo académico, pero no es para todos; y hay gente a mi alrededor que tiene un grado de frustración porque después de una pila de años de carrera no tocan necesariamente mejor que alguien que lo ha dedicado todo a la práctica.

P. Al margen de sus experiencias en orquestas, o los cuatro años que participó en las giras internacionales de la banda Saratoga, este 2024 ha presentado sus primeras canciones con una banda propia, The Cost. De hecho, ya han confirmado su participación en algunos festivales para el próximo año. ¿Por qué ahora?

R. Es una de las pocas aventuras en las que puedo dedicarme al 100% a lo que quiero, y no a lo que la audiencia parece que va a consumir más. The Cost se ha convertido en mi momento de hacer lo que quiera musicalmente. Por suerte, está gustando mucho.

P. La banda se está beneficiando de que los singles se publiquen en su canal de YouTube, con un número de reproducciones muy alto para una formación nueva. También han alcanzado en poco tiempo un número considerable de seguidores en redes. ¿Estar en redes es algo opcional para una nueva banda?

R. Si nadie te conoce y quieres que te escuchen, a las pruebas me remito: no. Las redes son un escaparate al mundo innegable.

P. ¿Qué es lo que no le gusta de las redes?

R. Nada, más allá del trabajo, en verdad. Es decir, si no trabajara en redes sociales ni me acercaría a ellas, para nada. Es algo que no tiene sentido. Si lo utilizas para que te inspire algo, vale; pero si no lo vas a utilizar para algo creativo, que te dé alguna enseñanza concreta, todo lo que te puede aportar son complejos y prejuicios.

P. ¿Qué tipo de contenidos ve usted?

R. Pues me encanta la ciencia y, más concretamente, la astronomía. Me dejo llevar bastante por la curiosidad acerca de esos temas, del cosmos. Me va mucho.

P. Un gran altavoz conlleva una gran responsabilidad. ¿Hay algo que le preocupe de su huella en la creación de contenidos?

R. Uf, pues me da miedo que la gente no entienda que mi contenido, mi estilo de tocar, si lo queremos llamar así, se hace por y para redes sociales. Lo recalco cada vez que tengo ocasión en redes o en entrevistas. Y eso sí me preocupa, que haya gente creciendo con este contenido, como yo crecí con otros, y pueda tener una influencia negativa cuando vean que no llegan a hacer esto o lo otro. Que mi estilo, que es lo que resulta espectacular y funciona para audiencias masivas y funciona con el algoritmo, frustre a alguien. Sé que, por otro lado, puede motivar a gente y es lo que intento: que sea un espectáculo y se lo pasen bien con la música, que es lo que mucha gente me transmite.

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